Carta abierta de nuestra Servidora General

A nuestras familias,
exmiembros y sus familias,
amigos, bienhechores y
personas vinculadas a nuestra comunidad

Lima, 24 de junio de 2022

Queridos y queridas todos(as),

Han pasado dos años y medio desde nuestra Primera Asamblea General y habiendo llegado a la mitad de este gobierno podemos decir que ha sido un tiempo de muchos retos. Uno especialmente importante ha sido seguir profundizando en la revisión de nuestro camino institucional, y tomar mayor conciencia de la cultura en que hemos estado inmersas, con valores como la obediencia, la libertad, la generosidad, el sacrificio, entre otros, gravemente deformados.

Mirar la historia nos permite reconocer cómo el mal uso del poder ha traído una serie de desviaciones en elementos esenciales de la vida cristiana y de la vida consagrada. Hoy, con un poco de distancia y con mayor conciencia podemos reconocer que hemos sufrido y replicado un mal ejercicio de la autoridad y esto ha ocasionado un profundo dolor en muchas personas. No sin dificultad, venimos también percibiendo la acción amorosa y sanadora de Dios, que en su misericordia y fidelidad nos sigue llamando a entregarnos a Él.

La ayuda externa recibida en los últimos años y la escucha de nuestras propias historias, nos están permitiendo mirarnos desde otros ángulos y hacernos más conscientes de los abusos de poder y de conciencia, vividos al interior de la comunidad. Aún estamos en camino, nos falta mucho por recorrer y crecer, pero descubrimos la necesidad y el compromiso de emprender una reforma profunda y establecer cimientos más sólidos que fomenten una vivencia adecuada, libre y saludable de nuestra consagración y con ello, un mayor anuncio del Evangelio a quienes servimos.

Por esto, y aunque sabemos que este es un paso en el largo camino de sanación que venimos recorriendo nosotras mismas, nuestras familias, personas cercanas, y aquellas hermanas que compartieron una parte del camino y sus familias; con mayor conciencia y con dolor, deseamos de todo corazón, pedir perdón por el dolor causado, perdón por las acciones abusivas sufridas al interior de la comunidad; perdón por no haberlo manifestado antes y perdón por no haber sabido acoger en el momento indicado y de la forma adecuada su sufrimiento.

Deseamos también agradecer a cada persona que, de buena fe, ha buscado de distintas maneras, cooperar con el proceso que hoy estamos viviendo. Gracias por su compañía y paciencia, y por la confianza para compartir con nosotras sus propias experiencias y emprender así nuevos caminos de comunión y cambio.

Este proceso interno es doloroso y nos vemos en la responsabilidad de seguir avanzando con las decisiones y medidas tomadas en esta primera etapa:

  • Recibir una mayor formación integral (externa a la comunidad) con el fin de hacernos más conscientes de lo vivido, ejercido y sufrido; y así mismo poner los medios adecuados para contribuir en la generación de una cultura de respeto y buen trato, para vivir sanas relaciones de confianza, diálogo y corresponsabilidad.
  • Formar a las autoridades actuales y quienes están en los ambientes de formación inicial y la implementación de asesores externos para las formadoras de etapas iniciales. Dicha formación busca una transformación interior para servir desde la caridad y misericordia.
  • Ofrecer espacios para un mayor conocimiento personal y discernimiento vocacional.
  • Iniciar el trabajo de revisión e implementación del Protocolo de prevención de abusos, fruto del cual tenemos hoy el primer borrador del mismo.
  • Implementar la Comisión de Atención y Acogida, que en una primera etapa ha trabajado atendiendo a los miembros de nuestra comunidad y que hoy queremos poner en conocimiento público, para atender a todo aquel que desee ser escuchado, o a quien desee brindar algún testimonio o denuncia con el fin de investigar todo aquello que deba ser esclarecido y reparar lo que necesite ser reparado.[1] La Comisión está presidida por Isabelle Soublette[2], cuyo correo es:

atencionyacogida.testimonios@siervasdelplandedios.org

Estamos también agradecidas con la compañía de la Iglesia que a través de la Visita Canónica en curso nos viene iluminando y siendo de gran ayuda. Estamos a la espera de las conclusiones y lo que disponga el Arzobispado de Lima, para seguir nuestro camino de crecimiento y fortalecimiento institucional.

Nos confiamos al Sagrado Corazón de Jesús, Corazón lleno de amor y misericordia que busca sanar nuestras heridas y nos enseña a acoger a los corazones sufrientes.  Les pido sus oraciones, para que el Señor nos dé la fuerza y la valentía para seguir caminando por la verdad y caridad que solo viene de Él.

Cordial y fraternalmente en Cristo;

Natalia Sánchez Hincapié
Servidora General


[1] Ésta no reemplaza la vía establecida por el Arzobispado de Lima para atención de denuncias: comisionescucha@arzobispadodelima.org
[2] Psicóloga clínica de nacionalidad chilena con experiencia en atención a víctimas de abuso.